Artículo - Reanudar reforma
Fuente: Brasil Econômico (São Paulo - SP) - 24/05/2012
Las medidas recientes tomadas por el gobierno de la presidenta Dilma Rousseff han permitido la creación de un entorno más favorable para la aprobación de la reforma fiscal en el país. El debate sobre la reforma está paralizado en el Congreso Nacional porque los gobernadores carecen de participación en el tema, sin el cual, no será posible aprobar una reforma amplia y completa.
Sin signos de que esta situación cambie, el gobierno federal decidió cambiar su estrategia y comenzó a modificar los impuestos de ciertos sectores y buscar la formación de un escenario que aliente la entrada de gobernadores en el debate.
El primer paso se tomó con la aprobación de la Resolución 72, que puso fin a la llamada guerra portuaria, al estandarizar los impuestos de los productos importados y eliminar de los estados la posibilidad de jugar con las tasas en prácticas perjudiciales para la industria nacional.
La necesidad de estimular el crecimiento productivo en los próximos años condujo a cambios, pero nuestro sector industrial, así como la sociedad en general, todavía sufre de un modelo tributario regresivo y confuso que tiene la mayor marca de aumentar el costo de la producción brasileña. Esto debe cambiar por algún tiempo, pero la resistencia y los obstáculos creados por la oposición en el gobierno de Lula impidieron la aprobación de la reforma.
La propuesta enviada por el gobierno de Lula al Congreso aborda los puntos principales de la reforma de nuestro sistema tributario. El núcleo, y por lo tanto el centro de la controversia, es la forma de cobrar el ICMS (Impuesto sobre la circulación de bienes y servicios), un impuesto que hoy cuenta con más de 27 legislaciones diferentes, abriendo espacio para que los estados hagan una guerra fiscal.
En resumen, los impuestos ICMS son el mayor obstáculo para la reforma. Al terminar la guerra portuaria, el gobierno federal allanó el camino para avanzar en la reforma del ICMS. También cuenta a favor del hecho de que la Corte Suprema Federal (STF) ya ha decidido que es necesario revisar los criterios para compartir el Fondo de Participación del Estado (FPE) para diciembre de este año. Además, la guerra fiscal se consideró inconstitucional.
La base para reanudar los debates sobre la reforma es el sistema adoptado en la Resolución 72, es decir, estandarizar los cargos del ICMS para las transacciones interestatales en un rango de tarifas más bajas; hoy, este rango varía del 7% al 12%, según condición y el producto vendido. El siguiente paso sería pasar la recogida al destino (lugar de consumo del producto), en lugar de realizar la recogida en el origen (lugar de producción), como es hoy.
Esta estandarización eliminaría el instrumento que los estados usan para la guerra fiscal. El siguiente paso sería considerar los otros impuestos para unificar los impuestos en el futuro IVA (Impuesto al Valor Agregado).
Hay otros puntos importantes, como gravar grandes fortunas, introducir un carácter progresivo en el sistema tributario, estimular la investigación en tecnología e innovación, además de constituir un fondo de desarrollo regional que compense las pérdidas de ingresos con la reforma.
Una vez más, el gobierno federal está buscando formas de superar un sistema tributario que perjudica la producción, dificulta el desarrollo nacional y sobrecarga precisamente a aquellos que necesita favorecer. ¿Y los estados? ¿Volverán para sentarse a la mesa y discutir el asunto por el bien del país o repetirán la postura de mente estrecha de antaño?
José Dirceu es abogado, ex ministro de la Casa Civil y miembro de la Dirección Nacional del PT.