Baja educación e indulgencia con la corrupción
Autor: Alberto Carlos Almeida *
Fuente: Valor Econômico, 06/09/2007
“A Cabeça do Brasileiro”, el libro que acabo de publicar, sigue generando controversia. El más reciente se refiere a una crítica que afirma que las personas con educación superior responden a la encuesta tratando de complacer al entrevistador. Es por eso que solo el 25% de los que tienen un título universitario estaría de acuerdo con la frase: “Cada uno debe cuidar solo de lo que es suyo y el gobierno se ocupa de lo público”. Esta proporción aumenta al 38% entre los que tienen bachillerato, al 46% para los que cursaron entre 5º y 8º grado, el mismo porcentaje para los que cursaron hasta 4º grado y aumenta aún más, al 53%, entre los que no cursaron. diploma de escolaridad formal. Quien critica esto ignora los siguientes hechos:
- Hay otras encuestas que muestran lo mismo. Para citar los más conocidos, Almond y Verba en “Civic Culture” y Alex Inkeles en “Becoming Modern” muestran una enorme correlación entre los valores modernos / cívicos y la escolarización en la misma dirección que muestra mi libro. En “Cultura cívica” hay cinco países y en “Convertirse en moderno” hay seis, más Brasil. Es decir, todos deben estar equivocados, todos deben haber sufrido el mismo problema. Es inprobable.
- Metodológicamente, una forma de evitar esto es hacer varias preguntas que midan lo mismo. Eso fue hecho. Lo que se mide es algo así como modernidad, civismo, republicanismo. Todo esto está fuertemente correlacionado. Los encuestados deberán comprobar cada respuesta durante una hora. Más que eso: todos los encuestados de un grupo social tendrán que hacer esto. También es poco probable.
- Como corolario del ítem anterior, en la parte de prejuicio de color de “A Cabeça do Brasileiro” se identificó que el brasileño es racista. ¿Le agrada esto al entrevistador? Lo dudo. Si lo fuera, no habríamos identificado el racismo. Así, en una parte del cuestionario, las personas con estudios superiores respondieron intentando complacer al entrevistador, y en otra parte, no la peor, que trataba sobre el racismo. También es bastante improbable.
- ¿Qué es socialmente correcto, responder que dar un giro a la cola es favor, camino o corrupción? Tenga en cuenta que en nuestra metodología, se utilizaron valores supuestamente dominantes. Por tanto, es muy difícil para el entrevistado saber qué es lo que socialmente desea o no. Fue a propósito que lo hicimos, para obstaculizar el fenómeno de “complacer al entrevistador”. Entonces, es muy difícil que esto haya sucedido.
- Hay mucha evidencia de comportamiento que podemos usar al comparar la escolaridad alta y baja. Por ejemplo, con personas de educación superior nacieron movimientos políticos institucionales como el de amnistía, directo, destitución de Collor. La baja escolaridad se adhirió cuando se usaron recursos de patrocinio, como transporte gratuito, refrigerios, soltar trinquetes del metro y cosas así. Hay muchos ejemplos de esta naturaleza.
- Existe una fuerte correlación entre ingresos y educación, entre productividad y educación, entre nivel de información y educación, etc. ¿Por qué no debería existir esta misma correlación con los valores cívicos? Improbable.
- El último argumento. Admitamos que hubo un fenómeno de “agradar al entrevistador”. Esto significa que al menos para las personas con educación superior estos valores importan. Para aquellos con menor escolaridad, se encuentran muy alejados de tales valores precisamente porque no respondieron el cuestionario tratando de complacer al entrevistador. Es decir, existe una diferencia real e importante entre estos grupos sociales.
* Alberto Carlos Almeida, Director de Planificación de Ipsos Public Affairs y autor de “A Cabeça do Brasileiro” (Registro).