Informalidad en la economía.
Autor: José Couri *
Fuente: Gazeta Mercantil, opinión, 09/01/2007
La voluntad anunciada por el presidente Lula de eliminar los obstáculos que impiden que la economía crezca al ritmo necesario para resolver las necesidades de Brasil es sumamente importante y oportuna. El abanico de normas y regulaciones que obstaculizan a los distintos sectores económicos, la superposición de la legislación tributaria -sólo el ICMS tiene más de 27 leyes diferentes- y la excesiva burocracia que impregna las relaciones del Estado con el sector privado son obstáculos que desalientan a los inversionistas y entorpecen crecimiento económico.
En este contexto, hace mucho que es necesaria una discusión: la de la informalidad de la economía. Gobierno, partidos, empresarios, trabajadores y académicos necesitan - y pueden - encontrar fórmulas que permitan la absorción de este inmenso contingente de empresarios y trabajadores por la economía formal, generando así los recursos necesarios para el equilibrio de la Seguridad Social y el fortalecimiento de los presupuestos de salud, educación y otras áreas sociales necesitadas.
Al comienzo de esta década, el IRS informó que, por cada real pagado, otro era retenido. El Ministerio de Seguridad Social informa que los brasileños que trabajan y pagan las contribuciones del INSS no alcanzan los 30 millones, mientras que más de 40 millones no pagan. De estos, se estima que solo 18,7 millones podrían, por ingresos, hacerlo. Este es un caso ejemplar de ajuste de estándares, indispensable para construir una sociedad justa, preservando la integridad de la Seguridad Social para servir a las grandes masas de la sociedad brasileña. Pero la crisis de la Seguridad Social también es la del desempleo, que solo se revertirá con el crecimiento.
Es evidente que, en este marco, la reciente Ley General de la Microempresa constituye un paso importante en el fomento de la formalidad. Pero no lo suficiente para hacer visible la economía invisible. Para eso, se necesitan fórmulas inteligentes, que pueden - y deben ser - desarrolladas por la creatividad y el ingenio de la acción conjunta del gobierno y la sociedad civil. Uno de los obstáculos para lograr esta transformación de informal a formal es la legislación penal-penal. Para que el emprendedor migre sin problemas al sistema formal, no basta, por ejemplo, con registrar al empleado en su cartera o empezar a cobrar el impuesto que no cobró. Los delitos de evasión fiscal y derechos laborales derivados de la informalidad no prescriben porque ya no están configurados. Y esto constituye uno de los mayores desincentivos u obstáculos para que el empresario legalice su situación.
Por lo tanto, hay un tema interesante para la reflexión conjunta del gobierno y la sociedad, en un momento en que ambos están buscando las fórmulas que pueden llevar al país al tan esperado espectáculo de crecimiento, que necesariamente implica la eliminación de este y otros obstáculos importantes.
Un desafío considerable, así como los beneficios resultantes de superarlos también serán considerables.
* Presidente del Sindicato de la Micro y Pequeña Industria del Estado de São Paulo (Simpi)