André Montoro (Valor Econômico): Los costos sociales de la evasión fiscal

por ETCO

Fuente: Valor Econômico - OPINIÓN - 08/09/2009

La Constitución Federal, en su artículo 170, establece que nuestro orden económico está “fundado en la valorización del trabajo humano y en la libre iniciativa” con el fin de “asegurar una existencia digna para todos” y que debe observar, entre otros, los principios de propiedad. empresa privada y libre.


 


Interpretando este párrafo, en la exégesis de un economista, queda claro que el constituyente optó por el sistema de mercado basado en la libre empresa y los derechos de propiedad como forma constitucional de organización de la actividad económica. Y agrega que la adopción de este sistema tiene como objetivo "asegurar una existencia digna para todos", es decir, busca una distribución del ingreso socialmente justa.


 


Así, tenemos dos elementos: la producción de riqueza y su distribución equitativa. En cuanto al primer punto, la experiencia histórica universal indica que aún no se ha inventado ninguna forma de organización económica capaz de producir tanta riqueza como el sistema de libre empresa, basado en decisiones descentralizadas en mercados competitivos. Más específicamente, esta experiencia indica que la competencia en los mercados libres es el principal motor del crecimiento en la producción de bienes y servicios.


 


En relación con la distribución justa de la riqueza, la evidencia histórica no es tan sólida. A pesar de que cuanto más libres y competitivos son los mercados, mejor tiende a ser la distribución del ingreso, esta distribución, resultante del libre juego de las fuerzas del mercado, no siempre es socialmente aceptable.


 


Aun teniendo en cuenta esta limitación, existe una enorme importancia para lograr los objetivos tanto de crecimiento económico como de distribución del ingreso para el buen funcionamiento de los mercados y la libre competencia. Es por ello que la legislación de varios países, incluido Brasil, adopta normas y procedimientos para la defensa de la libre competencia. En general, estas reglas se refieren a prácticas que buscan inhibir la competencia. Básicamente, esta restricción se produce mediante la creación de barreras de entrada para otros competidores. Es importante señalar que no se trata simplemente de tener, cuantitativamente, una posición expresiva o dominante en el mercado. Significa tener el poder de mantener alejados a los nuevos competidores y así poder fijar precios abusivos.


 


Es en relación con esta amenaza a la libre competencia que los organismos de defensa de la competencia están preocupados tanto en Brasil como en otros países. Sin embargo, existe otra seria amenaza que generalmente se ignora. El libre funcionamiento de los mercados se ve obstaculizado, o incluso obstaculizado, por desviaciones en la conducta ética que confieren una ventaja indebida a los transgresores.


 


De hecho, el cumplimiento de las normas legales, especialmente tributarias, laborales, de vigilancia de la salud y protección del medio ambiente, genera costos, muchas veces elevados para las empresas que valoran el comportamiento ético. El incumplimiento de estas normas a través de evasión, informalidad, piratería, adulteración, falsificación, contrabando y malversación genera un desequilibrio de competencia que beneficia indebidamente a los transgresores y sanciona a aquellas empresas que respetan la ley.


 


Además de la evidente injusticia para quienes respetan la ley, estas desviaciones de la conducta competitiva, de no ser combatidas con firmeza y eficacia, pueden generar pérdidas sociales y económicas que suplantan en gran medida los perjuicios que puedan sufrir las empresas directamente afectadas. Esta mayor repercusión se deriva del mensaje y los incentivos que genera la no sanción de estos delitos.


 


El gran peligro es que se perciba que el delito, tributario o laboral o de otro tipo, dará sus frutos. Que la forma más efectiva de ganar dinero es no pagar impuestos, no cumplir con las leyes laborales, no respetar los derechos de autor y otras “astucias”. La consecuencia de la proliferación de esta percepción es la atracción de aventureros y especuladores para ingresar a los mercados sujetos a estas faltas y, al mismo tiempo, el retiro de empresas y empresarios que respetan las normas legales. Esto genera graves pérdidas para el crecimiento económico.


 


En definitiva, la percepción generalizada de impunidad por delitos contra la competencia ética, como la evasión fiscal, el comercio ilícito, la informalidad y otras desviaciones en el comportamiento, estimula actividades del tipo “búsqueda de rentas” donde la búsqueda de resultados económicos a través de inversiones, tecnología , la calificación de la fuerza laboral y la eficiencia gerencial es reemplazada por la evasión de impuestos, la falsificación, la corrupción de funcionarios públicos y otras prácticas ilegales.


 


Es evidente que la gran víctima de la impunidad por la evasión fiscal y otras transgresiones no es el sector público que pierde ingresos tributarios, sino toda la economía que pierde inversiones y toda la sociedad que pierde dignidad.


 


André Franco Montoro Filho, Ph. D en economía de la Universidad de Yale, es profesor titular en FEA / USP y presidente del Instituto Brasileño de Ética en Competencia - ETCO.