Artículo: seguridad jurídica y desarrollo económico
Fuente: Jornal do Commercio Brasil - RJ, 23/10/2008
El ser humano busca la paz en todos los campos de su experiencia. La paz jurídica se logra con la “seguridad de los derechos” en la clara visión de Karl Larenz, en una de sus perlas literarias que se encuentra en la memorable obra “Metodología de la ciencia del derecho”. La Constitución Ciudadana de 1988 estipula la “seguridad jurídica”, cláusula pétrea y fundamento del Estado de Derecho Democrático como ideal de nación. Ante la falta de seguridad, paz y estabilidad social, sufren graves daños.
La seguridad, a su vez, se opone a lo nuevo, al cambio, un fenómeno que en el mundo legal denota perplejidad significativa.
La escuela del derecho natural, de esencia multidisciplinar y humanizada, vio su caída en el positivismo racionalista, precisamente porque prometía lo imposible; es decir: el “derecho inmutable y eterno”.
El universo humano justifica la ansiedad por el cambio, porque lo nuevo significa la pérdida del pasado.
Esta contradicción se agrava cuando se cuestionan “la seguridad jurídica y el desarrollo económico”.
Los economistas se quejan de la orgía legítima y las fluctuaciones en la jurisprudencia, cuya crítica se hace eco en el número de enmiendas a una Constitución tan reciente desde una perspectiva histórica-comparativa, gracias a la notoria variación de los juzgados.
La realidad es que los cambios son la consecuencia de un nuevo mundo líquido al que Bauman se refirió, en el que las ideas ya no se basan en la verdad basada en el tiempo, sino en la velocidad con la que surgen y se basan en la experimentación.
La novela instrumental legal es abundante en saciar esa expectativa. Uniéndose ayer y hoy, la ciencia del derecho presume, en su prescripción de seguridad, la inmutabilidad de los juicios después de que se hayan agotado todos los recursos disponibles contra una determinada decisión, la no retroactividad de las leyes, la prescripción y la decadencia, los novatos técnicos de la homogeneización. la jurisprudencia para casos iguales y la modulación de los efectos de la declaración de inconstitucionalidad de las leyes, lo que hace que la ley sea algo predecible para conjurar el temor de Locke sobre el impacto de los cambios legales en la propiedad y el desprecio de la autoridad de las leyes e instituciones.
Los operadores de la ley, especialmente los encargados de hacer cumplir la ley en los que se descargan todas las aberraciones y miserias humanas, se preguntan: ¿qué pasa con la economía? ¿Qué tiene que ofrecer el seguro?
A pesar de las dificultades para entender las “economías”, los cambios fácticos y notables con la crisis actual no encuentran una explicación razonable.
Eric Hobsbaum calificó el siglo XX como breve y extremo, ya que abarca dos grandes guerras, ver la caída del muro de Berlín, el fracaso del comunismo y el surgimiento de una nueva navegación, que desde los mares pasó a la pantalla de las computadoras conectadas a Internet.
El comienzo de la novela del siglo XXI parece ser la secuela de la era pasada; el pueblo angustiado está viendo resurgir la destrucción de lo que Karl Max llamó "la seguridad del egoísmo burgués".
La confrontación entre la economía y la seguridad jurídica no revela a los ganadores. Ambos segmentos están parcialmente derrotados, sobre todo porque actualmente son inseparables: justicia económica y economía normativa, en la clara visión de John Rawls.
Esta crisis volcánica nos lleva a la percepción metafórica de Fergusson: el fuego aparece en la cima de los volcanes, pero se eleva en el centro de la tierra.
La raíz de este tormentoso momento por el que todos están pasando radica en una crisis de confianza.
El mundo legal post-positivista; y por lo tanto actual, proclama que la información es un derecho fundamental del ciudadano, en el que se basa la confianza y la seguridad se deriva de ella.
El principio de "confianza legítima", con origen en el derecho público alemán, protege al ciudadano frente a maniobras abruptas del Estado en cualquiera de sus funciones soberanas, brindándole protección jurídica en el desequilibrio experimentado en su patrimonio moral o económico, observando el interés público y el principio razonabilidad, equilibrando el saldo que representa el valor de "equidad".
Es innegable que faltaba información, se rompía la confianza legítima en el mundo globalizado. En cualquier caso, el "mundo ha caído"; levantarse bajo el dosel de la seguridad es imperativo. ¿Cómo hacerlo?
La mejor respuesta proviene de la sensibilidad de los hombres de letras, como lo fue Fernando Sabino:
“Tienes que estar seguro de que siempre estás comenzando; la certeza de que es necesario continuar y la certeza de que seremos interrumpidos antes de terminar; lo que importa es hacer de la interrupción un nuevo camino, hacer de la caída un paso de baile, temer una escalera, soñar un puente y buscar un encuentro ”.
* Extracto de la conferencia impartida en el Instituto ETCO sobre “Seguridad jurídica y desarrollo económico”