La masacre de los tributos
Autor: Milton Carmo de Assis Júnior
Fuente: Todo Dia - SP, 18/06/2009
Estudios recientes publicados por los medios de comunicación han demostrado el peso que ejercen los impuestos sobre las empresas y ciudadanos brasileños. Según el IBPT (Instituto Brasileño de Planificación Tributaria), la carga tributaria alcanzó el 36,56% del PIB (Producto Interno Bruto) en 2008. Otro estudio de la misma institución mostró que el brasileño trabajó hasta el 27 de mayo, solo para pagar impuestos.
La carga tributaria en Brasil es la mayor de América Latina, según una encuesta publicada por la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe). Argentina ocupa el segundo lugar, con una carga fiscal equivalente al 29% del PIB. En Uruguay este porcentaje es del 24%, en Chile del 21%, en Perú del 17% y en México del 12%.
Además de la alta carga tributaria, el sistema tributario brasileño ocupa un lugar destacado entre los más complejos del mundo, generando estrangulamiento para las empresas y frenando las inversiones y el crecimiento económico.
Según un estudio elaborado por el Banco Mundial, división IFC - Corporación Financiera Internacional -, y por PricewaterhouseCoopers, en 2007, Brasil ocupó el puesto 137 entre 178 países encuestados sobre la complejidad del sistema tributario.
En el análisis de esta complejidad se consideró la carga tributaria, el número de excepciones y el tiempo empleado en la ejecución de las obligaciones accesorias. Según este estudio, Brasil fue el campeón mundial en tiempo para cumplir con las obligaciones tributarias: 2.6 mil horas por año.
Nuestro sistema tributario contiene más de 50 exenciones, tomando en cuenta impuestos, contribuciones y tasas en los tres niveles de competencia: federal, estatal y municipal. Además, tenemos inflación legislativa tributaria, con normas publicadas todos los días, mal redactadas, confusas, que generan inseguridad para los contribuyentes, dan lugar a interpretaciones divergentes y provocan sobrecarga de interrogantes en los órganos de juzgamiento administrativo y judicial.
Directa o indirectamente, los impuestos siempre son soportados por el consumidor final. De esta manera, la creciente carga tributaria y la complejidad del sistema tributario brasileño se reflejan directamente en el presupuesto de los brasileños, especialmente en las clases menos favorecidas.
De hecho, la mayoría de las exenciones fiscales se crearon sin tener en cuenta el principio constitucional de la capacidad contributiva, según el cual "siempre que sea posible, los impuestos serán personales y se graduarán de acuerdo con la capacidad económica del contribuyente ..."
Ante esta circunstancia, no es difícil encontrar productos esenciales para el consumo humano, como los medicamentos, sujetos a una alta carga tributaria, correspondiente al 25% (veinticinco por ciento) del valor de los bienes.
Brasil tiene la carga fiscal más alta del mundo para la fabricación de medicamentos, dice Sindusfarma (Unión de Productos Farmacéuticos de São Paulo).
El peso de los impuestos estaría justificado si se prestaran satisfactoriamente servicios públicos esenciales para la población, como seguridad, educación, salud y seguridad social, pero es notoria la deficiencia del Estado en el cumplimiento de sus objetivos.
Para revertir este escenario será necesario implementar una reforma tributaria seria y profunda, que incluya recortar el gasto público, reducir la carga tributaria y simplificar las obligaciones tributarias.
El pasado reciente ha demostrado que nuestros líderes respondieron al llamado a la reforma aumentando la carga tributaria, como se atestigua en el caso de cambios en el sistema de cálculo de PIS y COFINS.
Milton Carmo de Assis Júnior es abogado fiscal