"Mira la rapa": una alerta para los vendedores ambulantes

ETCO y FNCP coordinan un movimiento que aglutina a más de 70 entidades en defensa del mercado legal. Ver algunas iniciativas de este proyecto

por ETCO
22/11/2022

Por Nelson Vasconcelos, Diário de S. Paulo - 07/01/2005

Para los que no lo sepan, rapa es el coche del Ayuntamiento que lleva a los inspectores y a la policía por las calles "para incautar bienes de los vendedores ambulantes sin licencia", como dice el diccionario electrónico Houaiss. Al menos en las calles de Río y São Paulo, no es raro escuchar la advertencia de los vendedores ambulantes amenazados por la proximidad de la Ley, gritando fuerte: "¡Mira la rapa!" - y quien sea sensato debe huir, para evitar ser detenido por unos minutos y perder sus productos.

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Y esto sigue siendo un vestigio de los 'tiempos románticos del camello'. Hoy ya no es tanto, principalmente porque la convivencia entre los hombres de la Ley y los vendedores ambulantes es mucho más tolerante y camaradería, por así decirlo.

Pues… esta breve digresión surge de la despedida de esta columna, que durante los últimos ocho meses ha presentado diferentes aspectos del gran mercado de la piratería en el país y en el mundo. Una vez que se ha hecho la alerta sobre los problemas que la piratería trae a la economía de los países, especialmente los de la periferia, como nosotros, es hora de avanzar. Es hora de afeitarse ...

Antes de eso, la columna agradece la colaboración de varias fuentes -cada una defendiendo su bando, por supuesto- y las múltiples críticas que recibió durante ese tiempo. Si no todos fueron respondidos, fue por falta de tiempo.

De los cientos de correos electrónicos que llegaron a la columna, incluidos los enviados a través de Internet, una buena parte afirmaba que las empresas tienen su parte de culpa por la piratería, básicamente por estimular el consumo desenfrenado y por no ofrecer precios asequibles a todos los niveles. población. Es una crítica muy frecuente en relación a bienes como ropa, CD y DVD, por ejemplo. Cualquiera que no tenga R $ 25 para un CD original paga diez reales por tres piratas en la esquina. Como la música es cada vez más un producto perecedero y efímero, el CD pirateado dura al menos hasta que el artista favorito pasa de moda. ¿Y quién no tiene a Nike cazando con Naike?

Empresas de diversos sectores, a su vez, reclaman un alto gasto en investigación y desarrollo de productos, de ahí sus precios. Y dicen que el tema de la piratería estaría más relacionado con una cierta 'falta de honestidad' del consumidor en general.

Las empresas también se quejan de algo importante: los altos impuestos del gobierno, que influyen directamente en el precio final de los productos al consumidor. Pero el Gobierno no parece darse cuenta de que los altos impuestos no necesariamente significan mayores ingresos. Las experiencias en São Paulo, reportadas aquí, ya han demostrado que los consumidores pueden elegir el producto legal, si el precio a pagar es consistente.

Las compañías también cobran al Gobierno por más acciones vehementes por parte de las agencias de inspección y represión contra el contrabando, la evasión fiscal y el robo de bienes. Hay quienes sostienen hasta qué punto esto es legítimo, ya que significa gasto del gobierno para proteger intereses puramente privados, sin beneficio público. Es una discusión que llega lejos.

La columna habló con sectores del Gobierno que, por su parte, reconocen sus limitaciones y planean poner en práctica, en los próximos meses, acciones que puedan reducir el problema de la piratería en el país. No será una tarea fácil, considerando que hay una falta de inversiones en tecnología y personal, además de un mayor intercambio entre agencias públicas y, uno de los grandes nudos en el país, una Justicia más ágil.

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Otro tema que involucra al Gobierno es su (in) capacidad para negociar con países amigos - principalmente los del Mercosur - y articular con ellos una acción conjunta y permanente contra la piratería.

No debe olvidarse que Estados Unidos, el sheriff del comercio mundial, ejerce una fuerte presión sobre los países que le dan una oportunidad a la piratería. Esto podría significar pérdidas de miles de millones de dólares para la economía del país.

El Legislativo brasileño se ha mostrado reiteradamente preocupado por el asunto y ha hecho su parte, es un esfuerzo más que encomiable, raro en el caso del Legislativo. La formación de un comité interministerial exclusivo para combatir la piratería es en sí mismo un punto positivo. Cuando empieces a trabajar, sin duda será mejor.

De todos modos, se da el mensaje: la piratería es la economía de la ilusión. Como dije aquí, cuando un consumidor elige comprar un producto falsificado o de contrabando, parece que está obteniendo un buen producto, parece que está creando empleos, parece que está contribuyendo a la economía del país. Pero todo es ilusión. A la larga, el resultado es negativo para varios sectores. Mejor no pagar para ver.

La columna tampoco puede citar un descubrimiento interesante: el del lector Edson Barreto, un observador del día a día de las calles, que escribió docenas de buenas historias sobre vendedores ambulantes y comercio callejero. Es piratería, diría yo, colaborando positivamente para el renacimiento de la aburrida crónica carioca.

Y lo más importante: que 2005 es un año muy, muy bueno para todos.

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