Piratería y crimen
Autora: ANA TEREZA BASILIO
Fuente: O Globo - Rio de Janeiro / RJ - OPINIÓN - 13/05/2010
ANA TEREZA BASILIO
Brasil se encuentra entre los cuatro países que más consumen productos pirateados en el mundo. El título refleja la situación insostenible de empresas serias, que enfrentan serias dificultades para sobrevivir en un mercado cada vez más competitivo, soportando altas cargas fiscales y altas cargas laborales. Sujeto a la competencia desleal de productos falsificados, algunos segmentos industriales son más penalizados. La piratería se ha destacado en el mercado de cigarrillos, CD, DVD, juguetes, ropa, programas informáticos e incluso en la venta de medicamentos. Con la Copa del Mundo acercándose, ya es posible prever en las principales calles del comercio popular de Brasil la oferta más amplia de falsificaciones.
La piratería es un fenómeno mundial que crece intensamente, ya que despierta el interés de los consumidores a través de un atractivo relevante: los precios por debajo del mercado, que no permiten la competencia entre los productos falsificados y los que ofrece el mercado legal. Este mismo fenómeno también precede a fechas conmemorativas, como el Día de la Madre. Pero lo que se presenta como ofrecer productos más baratos y medios de creación de empleo informal es, de hecho, la actividad del crimen organizado, que está detrás de cada producto aparentemente inofensivo, adquirido en las calles por el consumidor.
Algunos de estos productos provienen del contrabando de Paraguay; otros son el resultado de robos, a menudo realizados con la muerte de transportistas.
La solución a este grave problema pasa por la inspección más eficaz por parte de los organismos competentes, no solo en los puntos de venta, sino también en las fronteras brasileñas, que son el lugar de paso de una importante cantidad de productos pirateados. A diferencia de países como Alemania y Estados Unidos, Brasil no cuenta con un guardia fronterizo, capacitado y especializado, para actuar en la lucha contra el contrabando. Y como resultado, se pierde toda la sociedad, porque el resultado de esta práctica ilegal es desastroso: se fortalecen los grupos criminales, se excluyen de las garantías laborales los empleos informales generados y ya no se recaudan a las autoridades públicas alrededor de 30 mil millones de reales en impuestos, que, a su vez, se queda sin recursos para invertir en áreas relevantes para toda la comunidad.
La lucha contra este tipo de delitos pasa por la concienciación de los consumidores, que deben considerar las consecuencias de comprar productos falsificados. Es necesario que todos recuerden que evadir, producir y vender productos pirateados no es un mero acto irregular. Es cometer los delitos previstos en la legislación y negar a tantos brasileños la posibilidad de ejercer la ciudadanía, con trabajos, salud y educación garantizados.