Síndrome de Peter Pan
Autor: Celso Ming
Fuente: O Estado de S. Paulo, 12/05/2007
El Sistema Integrado de Pago de Impuestos y Contribuciones, conocido como Simples, fue creado para tratar de reducir la informalidad entre las micro y pequeñas empresas brasileñas. Pero lo que sería una solución es cada vez más una distorsión grave. Está inmovilizando un segmento importante del sector productivo en el Síndrome de Peter Pan. Quienquiera que esté en Simples parece estar eternamente enano.
Creado en 1996, Simples facilita la recaudación, ya que simplifica el cálculo y la recaudación de seis impuestos federales: IRPJ, IPI, CSLL, Cofins, PIS / Pasep e INSS.
Pero está programado para desaparecer el 1 de julio, cuando será reemplazado por Supersimples, instituido por la Ley General de Micro y Pequeñas Empresas, sancionado a fines del año pasado. Supersimples es una versión más completa, que también incorpora ICMS (impuesto estatal) e ISS (impuesto municipal). Y permitirá a las empresas que no puedan integrar Simples participar en el sistema. Entre ellos, proveedores de servicios.
La idea es simplificar y reducir los cargos impositivos en porcentajes que varían según la facturación de las empresas. Las superesimples considerarán como microempresas aquellas con ingresos anuales de hasta R $ 240 mil y como pequeñas empresas aquellas con ingresos entre este valor y R $ 2,4 millones por año.
Las estadísticas de Sebrae muestran que, en 2005, había unos 10 millones de empresas informales en el país y 5 millones de empresas formales. Con la entrada en vigor de Supersimples, el gobierno federal espera que se cree o formalice un millón adicional de compañías, lo que podría generar entre 1 y 2 millones de empleos formales.
Es esta definición de las bandas de facturación la que bloquea el crecimiento de las empresas. Para no perder los beneficios fiscales, los propietarios prefieren abrir otra o varias compañías, en su propio nombre o en el de terceros (frentes) para no exceder el límite. No crecen, no ganan escala, ni sinergia, ni densidad económica.
"El empresario no tiene incentivos para crecer y este es un efecto contrario a lo que se pretendía", advierte Clóvis Panzarini, ex coordinador de impuestos del Departamento de Finanzas de São Paulo. Una opinión similar es reforzada por el especialista en Derecho Tributario Paulo Ayres Barreto, de FGV.
El límite de facturación tampoco agrada a los industriales. El director del Departamento de Micro, Pequeña y Mediana Industria de Fiesp, Milton Bogus, solicita que, para este segmento, se adopten las bandas de Mercosul: ingresos de US $ 3,5 millones (alrededor de R $ 7 millones).
El problema fundamental no es el tamaño de la empresa, sino la enorme carga fiscal que asfixia al productor. Simples y Supersimples son solo un truco de un gobierno que no quiere resolver el problema principal.
“No hay salida, excepto una reforma exhaustiva que reduzca la carga fiscal. El problema es que en una reforma fiscal siempre hay perdedores y nadie quiere perder. Y la reforma se pospone para siempre ”, lamenta Panzarini.
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