Locura sin método

Lamentablemente, Brasil no pierde la oportunidad de cometer errores

Everardo Maciel (*), Estado de São Paulo
01/10/2020

“La locura, aunque tiene su método allí”, era lo que Polonio le había dicho a Hamlet, según la narración de Shakespeare.

En los debates sobre reforma tributaria y temas relacionados, puedo ver la locura, pero todavía no he podido identificar, si es que hay alguno, el método.

Cabe mencionar en estas frecuentes locuras la propuesta de crear un único “aporte sobre bienes y servicios”, contenida en el proyecto de ley No. 3.887, de 2020, para lo cual se requería urgencia para posteriormente renunciar a esa urgencia bajo la patética acusación de desbloquear el voto por cambios “urgentes” en el código de tránsito.

El proyecto ni siquiera aclara si la base para el cálculo de este aporte serían las operaciones o los ingresos, prefiriendo delegar la resolución de este dilema, en caso de que el proyecto prospere, al Poder Judicial, en un aporte robusto al incremento de los litigios en el país.

Mucho se ha hablado de las deficiencias de ese proyecto de ley, pero cabe mencionar la virtud de exponer, en pequeña escala, las dolencias del PEC No. 45, que propone la institución de un Impuesto sobre Bienes y Servicios (IBS) y un enigmático impuesto selectivo. Tratamos de encubrir estas deficiencias evitando medir las repercusiones de los proyectos en precios, sectores y entidades federativas, bajo la justificación de que esta información “no contribuiría al debate” (sic).

Las perlas más recientes de este universo de locura son la divulgación de un anteproyecto de ley complementario al PEC No. 45 y la discriminación de las fuentes de financiamiento de los llamados “ingresos del ciudadano”.

El anteproyecto de ley que complementa una Propuesta de Enmienda Constitucional que no fue considerada por el Congreso Nacional, aunque inusual, ayuda a revelar las deficiencias de la propuesta.

Al admitir la vulnerabilidad del IVA a la evasión, como mención especial a lo que ocurre con este impuesto en la Europa civilizada, se propone condicionar el uso de créditos a la recaudación efectiva del impuesto en la etapa anterior. Es necesario reconocer la originalidad de la propuesta, así como su surrealismo. ¿Cómo podría un contribuyente fijar el precio de los bienes o servicios sin saber si su proveedor cobrará el impuesto en el mes siguiente?

Para la gestión del IBS, se propone la creación de una Agencia Tributaria Nacional con el objetivo de “implementar el federalismo cooperativo” (sic), integrada por empleados de la administración tributaria de las entidades federativas y dirigida por una junta directiva, elegida por una asamblea general, con facultades para elegir una junta ejecutiva. Este Consejo tendría competencia para dictar normas no legales y proceder con la sentencia administrativa tributaria a través de un organismo denominado “Litigio Tributario”. También hay una alusión, no traducida en el texto del anteproyecto, a un Consejo Asesor Empresarial. En la historia de la administración tributaria, no recuerdo una propuesta peor que esa.

Para los ingresos de los ciudadanos, entre otras fuentes de financiamiento, se sugirió el aplazamiento del pago de los anticipos por parte del Gobierno Federal, que es el pico de la temporada de malas ideas. ¿Cuál es la autoridad moral de un Estado que pospone el pago de sus deudas y cobra a los contribuyentes el pago puntual de los impuestos?

Hoy, tenemos más de 4,7 millones de personas infectadas por Covid-19 y más de 143 mil muertes, sostenemos una tasa récord de desempleo (13,8%), “celebramos” la caída del 9,7% en el En el segundo trimestre del PIB brasileño, la agroindustria se ve impactada por un entusiasta desprecio por la política ambiental, hay pronósticos consistentes sobre el aumento de la participación de la población en condiciones de pobreza extrema y pobreza, se incrementará la crisis fiscal de los estados y municipios. Pese a todo ello, seguimos, contrariamente a lo que se hace en el resto del mundo, debatiendo una reforma tributaria que acosa severamente a los sectores económicos y encarece el precio de servicios tan esenciales, como la salud y la educación, y de los libros, que gozan de una exención de impuestos de larga data.

Lamentablemente, Brasil no pierde la oportunidad de cometer errores.

(*) Everardo Maciel fue Secretario de Ingresos Federales (1995-2002) y es presidente del Consejo Asesor de ETCO