Para la defensa del mercado legal.

por ETCO
03/10/2014

EDSON LUIZ VISMONA Presidente del Foro Nacional contra la Piratería (FNCP) e Instituto Brasil Legal

EVANDRO DO CARMO GUIMARÍES Presidente Ejecutivo del Instituto Brasileño de Ética de la Competencia (ETCO)

La piratería, la falsificación y el contrabando de los bienes de consumo más diversos han aumentado en Brasil y están presentes en la vida cotidiana de los brasileños, llegando a los sectores productivos más diversos: medicamentos, ropa, cigarrillos, juguetes, bebidas, productos ópticos, CD, DVD y una lista interminable que llega a los hogares sin control y con riesgos para la salud de cada ciudadano.

A veces, la sociedad tiene dificultades para comprender el daño causado por estas actividades ilegales. Si consideramos, por ejemplo, los 13 sectores de la economía más impactados, como lo demuestra el Foro Nacional Contra la Piratería y la Ilegalidad (FNCP), las pérdidas acumuladas alcanzaron RS 24,5 mil millones en 2012. Para 2013, los datos en la etapa final de encuesta apuntan a más de RS 30 mil millones. Por no hablar de la evasión fiscal, la pérdida de puestos de trabajo formales y el preocupante hecho de que los consumidores estén a merced de productos nocivos para la salud.

En un estudio realizado por la Universidad Estatal de Ponta Grossa con cigarrillos de contrabando (que no están sujetos a inspección), la agencia de control de salud verificó la presencia de metales pesados ​​en grandes cantidades, aumentando los riesgos para los consumidores. Lo mismo ocurre con las drogas, especialmente las destinadas a combatir enfermedades más complejas, que por ser más caras atraen a delincuentes que venden placebos como si tuvieran un elemento activo.

Lo que muchos también desconocen es que el comercio de productos ilícitos está vinculado a una serie de delitos mucho más graves, como el tráfico de armas, municiones y drogas, el blanqueo de capitales, el robo, el secuestro y la trata de personas. Detrás de las compras realizadas en los vendedores ambulantes, está el desempeño de sofisticadas redes criminales que mueven sumas multimillonarias que proveen productos ilegales: solo en la ciudad de São Paulo, entre 2010 y 2012, se incautaron más de 2 millones de RS en bienes. En el Distrito Federal, en 2013, 1,23 millones.

El movimiento financiero supera el narcotráfico y alimenta el crimen en las acciones más profundas. No solo. Afecta directamente a la industria y el comercio, que tienen reglas para garantizar la seguridad y confiabilidad de los productos, además de ser la herramienta para mantener a millones de trabajadores legales.

Otro problema grave son las fronteras brasileñas, que deben dejar de ser tierras sin ley. Para que eso suceda, las acciones específicas no son suficientes. Toma medidas coordinadas por parte de los gobiernos en todos los niveles y trabaja en los frentes más diversos para que las actividades criminales que comprometen la seguridad del país sean inviables.

En un año electoral en el que tenemos el desafío de elegir presidente, gobernadores, senadores, diputados estatales y federales, y en un escenario político en pleno auge, el Instituto Brasileño de Ética Competitiva (ETCO) y el Foro Nacional Contra la Piratería y la Ilegalidad ( FNCP), junto con los sectores productivos de la economía, decidieron no ser ajenos al debate. El tema es complejo e involucra varios aspectos, como la seguridad fronteriza, la defensa de los derechos y la salud de los consumidores, la protección de la industria nacional contra la competencia desleal y la preservación del mercado de consumo.

En este sentido, hacemos un llamado a los candidatos para que se comprometan a garantizar los derechos y combatir la mala conducta inaceptable en un país con dimensiones territoriales, demográficas y económicas como las brasileñas, para proteger el mercado interno. Proponemos a los futuros gobiernos un esfuerzo sistemático para combatir el contrabando, la piratería y la falsificación para defender la industria y el comercio nacional.

La realidad del comercio ilegal en Brasil ha alcanzado un nivel que requiere un cambio de postura no solo por parte de las autoridades, sino de toda la sociedad. Necesitamos inteligencia, tenacidad, voluntad política y administrativa para proteger el mercado interior. Nuestro compromiso es defender los intereses nacionales y luchar contra todo tipo de ilegalidad.

Fuente: periódico Correio Braziliense

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