Ser legal en Brasil no puede ser una opción

El presidente de ETCO analiza, en un artículo especial para Exame.com/Bússola(*), las dificultades derivadas del incumplimiento de las leyes del país

Edson Vismona, presidente de ETCO
09/10/2020

Las personas físicas y jurídicas, en Brasil, experimentan diariamente dificultades derivadas del incumplimiento de las leyes. Este tema está directamente vinculado a uno de los pilares del propio desarrollo del país, la seguridad jurídica.

El poder público tiene el deber de respetar y hacer respetar la Constitución Federal. Nadie está por encima de tus principios. La atracción de inversiones, con la generación de empleo e ingresos, depende de la certeza de que todos los agentes del mercado respetarán las mismas reglas, que se respetarán los derechos y contratos. El Estado debe, por un lado, facilitar la vida de quienes quieren actuar correctamente y, por otro lado, combatir a quienes infringen la ley. Conceptos obvios, sin embargo, la forma de garantizar esta realidad normal en una República no es sencilla.

El necesario cumplimiento de leyes, decretos, reglamentos en cualquier área puede ser un verdadero dolor de cabeza. Son evidentes las penurias de quien quiere montar un negocio, ganarse la vida en una casa, obtener licencias para operar una tienda, acompañar la desbordante legislación fiscal o las fluctuantes interpretaciones de los tribunales.

Paralelamente, tenemos el avance de prácticas ilegales en el mercado: contrabando, piratería, falsificación, fraude, subfacturación, incumplimiento de normativa técnica, evasión fiscal, actos que distorsionan la competencia y pervierten el entorno empresarial.

Esta imagen es preocupante. Las empresas que cumplen con sus obligaciones tienen que competir con las que buscan ventajas ilícitas, las cuales están estructuradas para eludir todas las reglas y así conquistar el mercado, elevando sus márgenes de ganancia de forma totalmente irregular, a costa de toda la sociedad.

Los resultados son impresionantes. El mercado ilegal (quince sectores productivos), según datos de la FNCP - Foro Nacional Contra la Piratería y la Ilegalidad -, generó R $ 2019 mil millones en 291,4. Los deudores regulares, estructurados con el objetivo de no pagar impuestos, acumulan más de R $ 60 mil millones en deuda.

Sin embargo, estas pérdidas multimillonarias son mucho mayores, alcanzan valores intangibles, ya que erosionan la creencia de que el crimen no paga, desalientan nuevas inversiones y erosionan los principios éticos.

Para cambiar esta situación, se debe enfrentar la impunidad; y cumplimiento de las leyes, valorado. Algunas sugerencias:

Leyes que disciplinan la conducta con claridad y objetividad. Y que se apliquen de manera eficaz, reduciendo el espacio, no para el ejercicio legítimo de una amplia defensa, sino simplemente para posponer actitudes, que beneficien a quienes desean ahorrar tiempo y, así, seguir obteniendo ventajas y ganancias;

Las iniciativas de los sectores productivos para denunciar prácticas ilícitas en el mercado deben ser consideradas por los agentes públicos como un soporte importante para las acciones correctivas necesarias, las cuales deben ser vistas como relevantes y no como una injerencia en el ritmo normal de trabajo;

Fomentar la cooperación e integración entre las entidades de la administración pública, con la participación de la sociedad civil, que pueda ayudar con información que facilite y agilice el trabajo para contener la ilegalidad;

Combatir la corrupción sin tregua, castigando a quienes deshonran el servicio público. Es cierto que este es el único "impuesto" que pagan los infractores;

Simplificación de los procedimientos administrativos y legislativos, especialmente tributarios, para que sea más fácil cumplir con la ley que ignorarla;

Estas propuestas son conocidas, pero hay resistencias. Combatir la ilegalidad no es tan natural como debería ser.

Un ejemplo de este comportamiento hostil lo dio la consulta pública del Senado sobre los proyectos de ley. La propuesta de sancionar la piratería de señales de televisión fue rechazada por el 95% de las manifestaciones.

Este breve panorama expone algunos de los obstáculos del llamado “hacer negocios” que presenta el Banco Mundial (de 190 países Brasil está en el puesto 124) y que, durante mucho tiempo, se han debatido, sin embargo, cada año posponemos las medidas necesarias y esto el retraso dificulta nuestro desarrollo.

De hecho, ser legal en Brasil no puede ser una opción; es un deber dejar de ser el “país del futuro” que nunca llega.