ETCO y la sociedad

por ETCO
18/01/2013

La vida en sociedad requiere reglas de convivencia y que sean obedecidas. Si este acuerdo social no existe, caemos en la ley de las selvas y nos salvamos si puede.

Fue la aceptación de algunas normas básicas de comportamiento lo que permitió a los humanos de diferentes clanes vivir con cierta armonía en las primeras ciudades.

La sinergia de la vida en grupos más grandes ha generado el gran progreso de la humanidad a lo largo de los siglos. Adam Smith identificó esta sinergia, miles de años después, como la división del trabajo que permite la especialización profesional y grandes avances en la productividad. Por lo tanto, este progreso depende del respeto a las normas de comportamiento que se reflejan en el conjunto de leyes de una sociedad.

El respeto a estas reglas de convivencia es un bien público que tiene una característica peligrosa. Si todos obedecen las leyes, un individuo que no las cumpla puede, individualmente y en el corto plazo, obtener ventajas en detrimento de toda la comunidad. Es de esperar que los demás integrantes de esta sociedad, al ver tal comportamiento, comiencen a actuar de la misma manera, eliminando la ventaja inicial del primer infractor, generando un círculo vicioso de falta de respeto a las leyes que acaba perjudicando a toda la sociedad. Como hemos mostrado, la sociedad necesita leyes que se respeten para poder desarrollarse y vivir civilmente.

Es deber del Estado redactar estas leyes y garantizar que se cumplan. Si falla en esta obligación, alguien ocupará este espacio. Desafortunadamente, esto ya ha estado sucediendo en algunos lugares de Brasil donde el crimen ha asumido el papel del Estado en esta mediación social.

Esta peligrosa anomalía no puede prosperar. Una vez más, la sociedad necesita organizarse para luchar por el estado de derecho, respetando las normas legales.

Para ello, es necesario fomentar la adhesión espontánea a estas reglas de convivencia, a este comportamiento ético. Cuanto mayor sea la proporción de la población que se adhiere voluntariamente a este patrón ético de comportamiento, se necesitarán menos recursos para obligar a las personas a respetar las leyes o defender a la sociedad de los actos nocivos de quienes no respetan estas reglas.

El Instituto Brasileño de Ética de la Competencia quiere participar en esta batalla y hace un llamado a todos para que se unan en torno a este ideal.