El aumento de las quejas es el resultado de una mayor transparencia.

por ETCO
17/08/2012

Valor Econômico - Sección especial - Lucha contra la corrupción - 17/08/2012

 

Si Brasil pretende consolidarse como un país económicamente competitivo, necesita una legislación que sancione efectivamente a las personas jurídicas por la práctica de la corrupción. La falta de tal ley distorsiona los mercados, aleja a los inversionistas y compromete el desarrollo del país. Esta es la valoración del Ministro Jefe de la Contraloría General de la Unión (CGU), Jorge Hage Sobrinho, presentada durante el seminario internacional “El impacto de la corrupción en el desarrollo”, organizado por valor y por el Instituto Brasileño de Ética Competitiva (Etco).

"Es necesario crear medios más efectivos para llegar al patrimonio de las personas jurídicas, obtener una compensación efectiva por las pérdidas ocasionadas, ampliar la conducta punible, incluso para cumplir con los compromisos internacionales asumidos por Brasil", dice Hage, señalando que varios países ya cuentan con leyes de esta naturaleza. especies, como Estados Unidos (1977), Francia (2000), Italia (2001), Chile (2009) y Reino Unido (2010).

Según el ministro, en los últimos años, de forma inédita, se ha detectado, investigado, divulgado y sancionado la corrupción en el ámbito administrativo. Desde 2003 hasta ahora, CGU expulsó a 3.826 funcionarios. Al menos el 70% de los casos están vinculados a corrupción e irregularidades administrativas. Esta lucha se ha llevado a cabo, de manera innovadora, señala, a través de la articulación y cooperación entre diferentes organismos públicos.

Además de enfrentar la corrupción, Brasil comenzó a invertir en transparencia, no solo en recursos públicos, sino en cualquier información producida o mantenida por el Estado, que no está protegida por el secreto y no tiene carácter personal. El aumento de denuncias de casos de corrupción en el país, dice Hage, es el resultado de una mayor transparencia gubernamental y una mayor participación ciudadana. El número de visitantes al portal de Transparencia y Contraloría, por ejemplo, pasó de 285 mil en 2005 a 3,3 millones en 2012.

La Ley de Acceso a la Información, ampliada en sus objetivos, también demuestra ser un instrumento eficaz, cada vez más utilizado por la ciudadanía, según el ministro. “En las agencias federales, por ejemplo, ya hemos recibido más de 20 mil preguntas a través de la Ley de Acceso a la Información y más del 80% de ellas fueron respondidas dentro del plazo”, dice.

Los esfuerzos de Brasil para aumentar cada vez más la transparencia y el acceso a la información son reconocidos en todo el mundo, analiza Hage. Actualmente, dice, con base en la Encuesta Latinoamericana de Corrupción 2012, existe una mayor percepción del ciudadano brasileño en relación a la corrupción. Según la encuesta, el 88% de los encuestados dijeron que tenían conocimiento de que se estaba demandando a una empresa, individuo o funcionario público por realizar o recibir un pago indebido.

Sin embargo, se necesita hacer mucho más, dice Hage. "Son necesarios cambios radicales en la legislación procesal brasileña para que la corrupción y la improbidad sean efectivamente castigadas", dice. Entre los desafíos a superar, señala el primer ministro de la CGU, se encuentran la racionalización de las normas procesales, con reducción de recursos y otras medidas dilatorias (PEC de Recursos y Reforma CPP), superando los excesos “garantes” de la jurisprudencia de la Tribunales, y aprobación de importantes proyectos de ley para combatir la corrupción (PL de Responsabilidad de Personas Jurídicas por actos de corrupción, pendiente en la Cámara de Diputados y PL que regula el Conflicto de Intereses entre el sector público y el privado y extiende la cuarentena , pendiente en el Senado Federal). Además de la adopción de financiación pública exclusiva para campañas y concienciación de los emprendedores de que jugar limpio es un buen negocio ”.

Para el exministro Marcílio Marques Moreira, presidente del consejo asesor de Etco, la lucha contra la corrupción apenas comienza. Lo más importante, señala, es acabar con la desconfianza mutua entre la administración pública y el sector privado.