Ciudadanía corporativa

por ETCO

Autor: Carlos Alejandro

Fuente: Correio Braziliense - DF - OPINIÓN - 01/09/2009

El Correio se unió a una importante iniciativa para combatir un grave problema nacional: la informalidad económica. La ley del empresario individual, vigente desde julio, representa una oportunidad para el trabajador que desea convertirse en un sujeto reconocido por la capacidad de producción y que actúa a los ojos del Estado. En Brasil, más de 10 millones de personas sobreviven en el mercado informal, incluidos 170 brasileños. Son trabajadores independientes que tienen profesiones llamadas "marido a sueldo", "personal de mantenimiento", "interruptor" e incluso términos despectivos: "trambiqueiro". La mayoría trabaja en la calle, sin derecho a un contrato formal, contribución a la seguridad social o seguro de salud.


Los informes de supervivencia fueron parte de una reunión celebrada la semana pasada en la sede del periódico. Se escucharon historias de personas que dirigen una pequeña empresa, como un quiosco, un carrito de palomitas de maíz, etc. - y necesita obtener un CNPJ, negociar un préstamo para aumentar las ventas, recibir orientación para no cerrar sus puertas en unos pocos meses. Es una masa económica que anhela la ciudadanía corporativa, un concepto que aún no tiene precedentes, especialmente para la economía brasileña, que se caracteriza por la concentración de ingresos y dignidad.


La ley del empresario individual es informada por el senador Adelmir Santana (DEM-DF) y tiene el brazo operativo de Sebrae. El programa se aplica a los trabajadores con un ingreso bruto anual de R $ 36 mil y cuenta con la colaboración de Caixa Econômica Federal, que abrió líneas de crédito especiales para aquellos que comienzan sus carreras empresariales. El Gobierno del Distrito Federal también participa, con la instalación de estaciones de servicio en todas las regiones administrativas.


Un mérito del programa es el esfuerzo por promover la iniciativa privada. Con el estímulo de la actividad empresarial, el trabajador se vuelve menos dependiente del Estado, un proveedor de empleo en Brasil desde la época colonial. El predominio del servicio público en Brasilia causa distorsiones, como la hinchazón de la máquina administrativa y la contratación excesiva de funcionarios sin competencia, además de prácticas abusivas, como el nepotismo y el clientelismo. La ley del empresario individual ayuda a romper este círculo vicioso.