Ilegal, ¿y qué?

por ETCO

Fuente: O Globo, 09/01/2008

Incluso es común hablar de anarquía en la región metropolitana de Río. El concepto designa un estado de cosas en el que, entre otros síntomas, las favelas se expanden de manera desordenada, prevalece la informalidad en camelotage y transporte público, una gran parte de la flota de vehículos. circula ilegalmente, sin pagar IPVA, etc.

La diferencia, para peor, en este escenario, es la evidencia observada en los últimos tiempos de que esta anarquía va en aumento. Los signos no solo se ven en el fortalecimiento del crimen. Las toxinas del trastorno se vuelven más insidiosas y no siempre perceptibles, ya que la sociedad en su conjunto, incluido el gobierno, baja la guardia y permite que se elimine. En esta etapa surge la cultura de “ilegal, ¿y qué?”, A través de la cual uno se desliza hacia la barbarie. Es cuando las noticias sobre robos se ven con la misma apatía con la que se observan las innumerables transgresiones a las normas de tránsito que se cometen en la ciudad. Cuando se denunció la acción de las milicias integradas por policías, bomberos y funcionarios penitenciarios, hubo quienes esperaban que estos grupos fueran un efectivo opositor a la trata y ayudaran a hacer cumplir la ley en las favelas.

Mal Son pandillas que luchan por reemplazar a otras pandillas. Más en serio, están formados por personas pagadas por el contribuyente para supuestamente defenderlo. Es absurdo que el ciudadano pague el salario de quienes lo amenazan. En el mismo caso, los parlamentarios son acusados ​​por la policía de actuar en la milicia clandestina y el negocio de transporte de furgonetas.
Son representantes de los votantes, apoyados por la tesorería, pero al servicio del crimen. En este contexto, el gobernador Sérgio Cabral propone, inspirado en Bogotá, que se prohíba la circulación de motocicletas con un paseo, porque, aquí y aquí, muchos robos suelen ser practicados por parejas motorizadas. Funcionó en Colombia, donde los ciclistas también necesitan tener la placa del vehículo inscrita en su casco y chaleco.

La propuesta corresponde al sentido de urgencia del momento. Independientemente de la discusión, ninguna medida única funcionará sin una fuerza policial atenta, bien capacitada, informada y honesta en las calles. El año es electoral y, por lo tanto, dificulta que los políticos se acerquen. Pero la seguridad en el Gran Río, en el sentido más amplio posible, debe ser abordada por todos los administradores públicos de la región. También por respeto al votante mismo.