Tomando la culpa

por ETCO

Fuente: O Globo Online - RJ - OPINIÓN - 20/10/2009

El Tribunal Federal de Cuentas es un órgano auxiliar del Poder Legislativo que funciona como auditor independiente de los gastos de las entidades federativas o que indirectamente involucran recursos del Tesoro. El gobierno federal tiene su propia auditoría, la Corregedoria Geral, con rango de ministerio, pero el rol del TCU es insustituible precisamente porque es un órgano externo a la estructura del Ejecutivo.

Por tratarse de dinero público, el gasto público está sujeto a procedimientos legales y administrativos, que generalmente son más burocráticos que para las actividades privadas.


Pero esta burocracia casi siempre sigue una rutina bien conocida por las agencias gubernamentales y las empresas estatales, ya que las reglas no cambian rápidamente.

TCU, a su vez, ha mejorado su cuerpo de auditores en los últimos años. Las reservas realizadas en el seguimiento de gastos son bien aceptadas o espacio abierto para contraargumentos que contribuyan a avanzar en los trámites.


Hay situaciones específicas que esta rutina puede obstaculizar. Para estos casos, la ley puede permitir excepciones y el Congreso debe regularlas.

Sin embargo, la regla general no puede ser ignorada a gusto del gobierno, ya que el Palacio de Planalto pretende impulsar proyectos de ley que en la práctica limitarán la capacidad de acción del TCU.

Los auditores del Tribunal, a partir del próximo año, solo podrán detener las obras para investigar irregularidades durante un máximo de 90 días, y también será necesario el consentimiento del Congreso. Es evidente que no todos los cambios previstos supondrán un retroceso. En efecto, la Ley 8.666, de licitaciones, puede ser mejorada, disponiendo la adopción de la subasta electrónica para gastos por un monto de hasta R $ 500 mil (de este valor, la calificación técnica de los participantes debe considerarse tanto como la más baja precio). Lo que no se puede hacer es que el TCU se convierta en chivo expiatorio, siendo responsable de los retrasos en los trabajos del PAC (Growth Acceleration Program).

Como la rutina y los procedimientos de gasto son bien conocidos, cuando el Tribunal constata una irregularidad es porque el error está en el origen. Es fácil culpar a TCU por los retrasos cuando el problema está en proyectos mal formulados, en la incompetencia administrativa.
 

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