Los desafíos y avances en la lucha contra la corrupción se discuten en el lanzamiento del libro ETCO

por ETCO
17/10/2013

La ex ministra de STF, Ellen Gracie, el periodista Oscar Pilagallo y el presidente ejecutivo de ETCO, Roberto Abdenur, destacaron la importancia del tema en el lanzamiento de "Corrupción - Obstáculo para el desarrollo de Brasil"

El lanzamiento del libro "Corrupción - Obstáculo para el desarrollo de Brasil", el 14 de agosto en São Paulo, reunió en una mesa redonda a la ex ministra de la Suprema Corte Federal Ellen Gracie Northfleet, periodista y autora del libro, Oscar Pilagallo. y el presidente ejecutivo de ETCO, Roberto Abdenur. En la reunión, destacaron que el impacto de la corrupción afecta no solo a la economía, sino a toda la sociedad brasileña.

"Hoy, la corrupción se localiza más fácilmente, los brasileños son más conscientes de su existencia y hay más instrumentos para combatirla", dijo Ellen Gracie.

Entre los instrumentos para combatir este mal está la Ley Anticorrupción, que permite a las empresas, y no solo a sus representantes, a los individuos, castigar los actos contra la administración pública. El texto garantiza la compensación del daño causado a las arcas públicas por actos de improbabilidad. Propuesto por el Poder Ejecutivo, y con el diputado federal Carlos Zarattini (PT-SP) como relator, la ley fue firmada por la presidenta Dilma Rousseff el 1 de agosto, con tres vetos. Debido a estos vetos, se remonta al Congreso.

"Nuestra ley es más amplia que en muchos otros países", dijo Abdenur. El problema es agilizar los procesos en los tribunales. En los Estados Unidos, según Abdenur, un caso de corrupción se juzga en un máximo de un año, mientras que en Brasil lleva hasta una década.

El juicio de Mensalão también representa un avance en la lucha contra la corrupción, acordaron los debatedores. Ellen Gracie señaló que fue el primer caso que solo escuchó el STF. A un público atento, explicó por qué cree que no habrá un nuevo juicio. Pero subrayó que el derecho de defensa de los acusados ​​debe ser respetado y preservado. "El poder judicial no es una máquina para condenar, es una máquina para juzgar".

Tanto Ellen Gracie como Abdenur y Pilagallo mencionaron las manifestaciones populares que comenzaron en junio en Brasil, que presentaron la lucha contra la corrupción como una de sus banderas. El ministro recordó que, según las encuestas, el 82% de los brasileños apoyaron las protestas. "La bandera principal era la movilidad urbana, pero también la salud, la educación y la demanda de una lucha efectiva contra la corrupción". Para ella, el deseo de mantener el movimiento alejado de los partidos políticos también merece ser destacado.

Para Pilagallo, el aumento en el nivel educativo de los brasileños ha llevado a una mayor percepción de corrupción e indignación contra esta mala conducta. "Los jóvenes tienen acceso a nuevos medios de información y forman una conciencia crítica más aguda", dijo.

Pero Pilagallo, quien profundizó en el tema para escribir el libro que compila los debates en el seminario celebrado hace un año por ETCO en asociación con el periódico Valor Econômico, contextualizó la percepción de una mayor corrupción. “Dicen que la corrupción ha aumentado mucho. Incluso puede haber aumentado, pero no tenemos una base concreta para hacer esta declaración ”, observó. "Brasil no se encuentra entre los países más corruptos del mundo, según datos de la ONG Transparencia Internacional".

El Índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional, publicado desde 1995, mostró que en 2012, cuando comenzó el ensayo de Mensalão, Brasil ocupaba el puesto 69 de los 176 países analizados. Con 43 puntos, ligeramente por debajo del promedio internacional de 43,3 puntos, el país compartió con Sudáfrica el liderazgo entre los BRICS y ocupó el tercer lugar en América del Sur. Entre los BRICS, China ocupó el puesto 3 lugar, India en 80 y Rusia, en la linterna, en 94. En América del Sur, los dos países mejor clasificados fueron Chile y Uruguay, ambos en el puesto 133. Brasil estaba muy por delante de países como Perú (20), Colombia (83), Argentina (94), Bolivia (102), Ecuador (105), Paraguay (118) y Venezuela (150).

Pilagallo recuerda que se ha hecho mucho en Brasil desde mediados de la década de 1990 para combatir la corrupción, pero aún queda mucho por hacer. Mayor transparencia y responsabilidad de los gobiernos y las empresas, intolerancia a situaciones de transgresión y elevación de las tasas democráticas: todo esto es fundamental en la lucha contra la corrupción.